En la actualidad, es posible encontrar muchos perfiles de usuarios. Aunque los teléfonos enriquecieron la vida, en algunos casos también la han invadido.
Desde hace poco más de 10 años, los smartphones cambiaron la forma en que las personas viven y se comunican, forman parte de lo cotidiano, sirven para hacer transacciones bancarias, comprar, aprender, consultar al médico, conectarse con seres queridos e iniciar nuevas relaciones.
Sin embargo, mientras acercan a quienes están lejos, muchas veces alejan de las personas que están más cerca, por lo que distintas compañías empezaron a mostrarse interesadas en entender mejor cómo se utiliza hoy esta tecnología, y por supuesto crear teléfonos que ayuden en la vida sin convertirse en el centro de atención.
En la actualidad, es posible encontrar muchos perfiles de usuarios, y para identificar algunos, Motorola creó un cuestionario online (https://phonelifebalance.motorola.com.ar) con diez preguntas sencillas que permitirán comprender mejor la relación de los usuarios con su smartphone.
Allí se establecen 5 perfiles:
– Phone-Sapiens: apenas usan su teléfono para lo básico: revisar la hora, hacer llamadas telefónicas y eso es todo. A estas personas nunca les gustó enviar mensajes ni publicar nada en sus redes sociales. Si bien no están en riesgo de que su teléfono tome sus vidas, lo cierto es que una cuota de movilidad les permitiría hacer más productivo su día a día.
– Phone-Consciente: viven la vida con el teléfono y no a través de él. Usan su equipo para ahorrar tiempo y energía que pueden invertir en cosas que realmente les importan. Comprenden el valor de las relaciones y cómo aprovecharlas. Saben que el equilibrio entre el celular y la vida es algo que se necesita cuidar y trabajar para mantenerlo.
– Phone-Enamorado: estas personas no pueden resistirse a su smartphone. Lo usan en momentos de inactividad sólo porque está ahí. Sienten ansiedad cuando su teléfono les dice que le queda 10% de batería. Si bien les molesta que sus amigos usen sus equipos cuando salen, no les molesta tanto como para no hacer lo mismo.
Son quienes sienten un zumbido fantasma que quizás, en la mayoría de los casos, sólo intenta decirles algo más.
– Phone-Fanático: ellos y sus teléfonos, no existe nada más. Su relación comenzó como un coqueteo casual y floreció como un romance. Sus dispositivos nunca están apagados. A la noche lo dejan al lado de la cama, cuando creen que están haciendo multitareas, en realidad se multidistraen.
Un estudio realizado por Motorola en conjunto con Nancy Etcoff, especialista en comportamiento de la mente y del cerebro, y de la ciencia de la Felicidad de la Universidad de Harvard, también Psicóloga en el departamento de Psiquiatría del Hospital General de Massachusetts, determinó que el 49% de los encuestados revisa su smartphone más de lo que querría.
A veces lo hacen para ver la hora o el clima, pero se dan cuenta de que están haciendo algo más, sin saber la hora ni el clima. Lo que no se dan cuenta es que este comportamiento corre el riesgo de convertirse en automático.
– Phone-Dependiente: nunca dejan de utilizar sus teléfonos, una realidad bastante negativa en más de un sentido. Es lo primero que revisan por la mañana, antes de dormir y siempre que pueden. A veces se descubren mirándolo sin saber por qué. Separarse de sus teléfonos, incluso durante unos minutos, los hace sentir vulnerables y estresados.
En este punto, el estudio descubrió que el 65% de los encuestados admite que siente “pánico” al pensar que han perdido su smartphone y que el 29% coincide en que cuando no está utilizando su teléfono, está “pensando en usarlo o pensando en la próxima vez que podré usarlo”.
Esta actitud llega al punto de estar eclipsando la relación con sus familiares y amigos.
Un claro ejemplo de esto surge del mismo estudio en donde se determinó que el 53% de los encuestados de la Generación Z, considera que el smartphone es su mejor amigo.
Para ellos no será fácil, pero el balance entre el uso del teléfono y su vida aún es posible.
Para muchos es difícil saberlo, aunque los teléfonos enriquecieron la vida, en algunos casos también la han invadido.
Si bien hay personas que pueden dosificar la exposición a los smartphones, muchos otros no pueden resistir la tentación de revisar sus dispositivos cuando están con familiares o amigos.
La clave está en conseguir un balance, en buscar un equilibrio entre cómo usamos nuestros dispositivos y cómo disfrutamos de nuestra vida.